CASTILLO DE GIBRALFARO

Los inicios del Castillo de Gibralfaro se remontan a mucho antes de que los musulmanes llegasen a la ciudad. Se sabe de la existencia de una fortaleza anterior en la zona en época feno-púnica.

HISTORIA DEL CASTILLO DE GIBRALFARO

Pero su construcción como tal se remonta al siglo XII, cuando se sabe de la edificación de una rábita en el cerro del monte de Gibralfaro.

Una rábita era una fortaleza militar y religiosa. Se trataba pues de un edificio con dos usos. Por un lado, fortificación y puesto de vigilancia. Por otro, un monasterio consagrado a la oración, así como a la Guerra Santa. Esta rábita estaba habitada por monjes guerreros, conocidos como morabitos.

Pero la construcción del Castillo de Gibralfaro tal y como lo conocemos hoy data del año 1340. Fue mandado a levantar por el nazarí Yusuf I. Su edificación se debió a la desprotección que sufría la alcazaba en aquel entonces. Y es que, a partir del año 1200, se comenzó a expandir el uso de la pólvora en Europa.

Esto, provocó la utilización de armas de largo alcance en las guerras, pudiendo el enemigo atacar la alcazaba desde lo alto del cerro del Monte de Gibralfaro. La toma de la alcazaba conllevaría la caída de la ciudad. Por eso, fue de vital importancia resguardarla de estos posibles ataques con la edificación del castillo.

«El conjunto defensivo de La Alcazaba, la Coracha y el Castillo de Gibralfaro fue considerado el más inexpugnable de toda la Península Ibérica.»

Este se convirtió en el lugar de acuartelamiento de las tropas. También en el último reducto de la ciudad en caso de que los enemigos hubiesen tomado la medina y la alcazaba.

PARTES DEL CASTILLO DE GIBRALFARO

El recinto cerrado consta de dos murallas, una de mayor tamaño que la otra, a modo de barbacana. Aunque bien es cierto, que algunos datan esta barbacana de una ampliación sufrida en época cristiana.

La muralla almenada cuenta además con un adarve, y a lo largo de la misma se salpican ocho torreones. Su fisionomía, permite recorrer el camino de ronda alrededor de todo el perímetro de la fortificación.

ZONA ALTA DEL CASTILLO

En su interior, el castillo se encontraba dividido en dos zonas diferenciadas. En primer lugar la Zona Alta, hoy conocida como Patio Principal. Aquí se levantaban los edificios que se detallan a continuación.

Mezquita: Uno de los puntos más importantes del recinto era la mezquita. De ella solo se han encontrado algunos restos. Tras la conquista cristiana, la mezquita se convirtió en iglesia, y las inmediaciones pasaron a usarse como polvorín.

«La mezquita fue consagrada a San Luis. De la iglesia no han quedado vestigios.»

Hoy en día, en esta explanada se sitúa el Centro de Interpretación. El edificio es del siglo XVIII, y fue utilizado como polvorín. Allí, una exposición nos guía a lo largo de la historia del castillo como guarnición militar desde la llegada de los Reyes Católicos.

Pozo Airón: Este pozo de época fenicia fue excavado en roca viva. Tiene una profundidad de 40 metros. El Pozo Airón aún se conserva en la actualidad.

Torre Mayor: Esta torre de 17 metros de altura era un elemento fortificado. Aquí la guarnición podía disponer de abastecimiento de agua, viviendas y almacenes.

En este espacio de la Zona Alta, también se encontraron restos de unos baños, elemento de gran importancia en la época.

ZONA BAJA DEL CASTILLO

En la Zona Baja, conocida hoy como Patio de Armas, se ubicaban las caballerizas, los barracones de la tropa, dos hornos de pan y un aljibe octogonal. También se localizaban los siguientes puntos de interés.

Torre Albarrana: Conocida también como Torre Blanca, es la torre mayor conservada de Al-Ándalus. Está orientada al noroeste, y por su tamaño, es la que más destaca de todas.

Su función era la de salvaguardar la única puerta de entrada al castillo, ubicada en la unión del castillo con la coracha.

«En la Alcazaba de Málaga también existía una torre albarrana, aunque en este caso su cometido fue la de defender los puntos muertos de la muralla.»

En el interior de esta torre aún se conserva un aljibe que recogía el agua de la lluvia, habitaciones y almacenes.

LOS USOS DEL CASTILLO DE GIBRALFARO A LO LARGO DE LA HISTORIA

El Castillo, que se había utilizado en época musulmana como segunda fortaleza de la ciudad, continuó teniendo usos militares, convirtiéndose en polvorín en el momento en que los Reyes Católicos conquistan la ciudad.

Cabe mencionar que, en la batalla de conquista de Málaga, las tropas del rey Fernando intentaron derribar los muros del castillo para así poder atacar la alcazaba, pero los soldados musulmanes defendieron la fortaleza de tal modo que fue imposible destruirla.

Finalmente, se vieron obligados a cesar en su acometida, comenzando así el sitio que puso fin al dominio musulmán en la ciudad.

«Tras la conquista de los Reyes Católicos, el rey Fernando traslada su residencia de forma temporal al castillo.»

Otro de los momentos de importancia es cuando, allá por el año 1810, las tropas napoleónicas invaden Málaga. Estas acaban instalándose en en el Castillo de Gibralfaro. 

Desde allí, erigen un baluarte de hormigón en la coracha, con intención de auto protegerse. Nadie podría acceder al castillo desde ese paso. Allí posicionan su artillería, y comienzan con el bombardeo a la alcazaba y a parte de la ciudad.

En 1814, las tropas francesas acaban abandonando Málaga. Antes de su partida, los soldados hacen explotar toda la pólvora almacenada en el interior del castillo, destruyendo todo cuanto había dentro.

En este momento, comienza la decadencia del Castillo de Gibralfaro hasta que, en 1931 es declarado Monumento Histórico Artístico, por lo que da comienzo a su rehabilitación junto con la Alcazaba para convertirse en monumento.

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