LA MEDINA DE MÁLAGA

La medina de Málaga era una de las más ricas y valoradas de Al-Ándalus. Esta llegó a reunir hasta veinte mil habitantes.

Su situación privilegiada, a orillas del Mediterráneo y rodeada de montañas, su benévolo clima y la fertilidad de sus tierras, no fueron las únicas razones de su éxito.

«La medina de Malaqa se impuso como una de las mejores defendidas en este período de la historia. Tras sus murallas, se encontraba una urbe llena de comodidades.»

A su llegada, los musulmanes supieron aprovechar las bondades de la región, construyendo una ciudad que supo perdurar a lo largo de casi ocho siglos, y que aún a día de hoy, nos sigue dando pistas de la grandeza que llegó a alcanzar.

La medina fue una ciudad compleja, con numerosos elementos que la componían, y que hacían posible su funcionamiento. Un trazado de calles laberíntico, que quedaba rodeado por una prominente muralla, dos fortalezas perfectamente defendidas, industrias y mercados, mezquitas, baños y hasta un sistema de alcantarillado propio de nuestros días. Así se erigía la ciudad de Málaga en una de sus épocas de mayor esplendor. 

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